Señora de 115 años gusta de cigarrillo y ginebra

TEUDDY A. SANCHEZ

BARAHONA.- Llegar a 100 años se puede definir como una proeza, pero tener 112 ó 115 años, con buena memoria se puede calificar de extraordinario, a pesar de las vicisitudes adversas en la vida.
Haber procreado 10 hijos, levantados con el trabajo agrícola con su  pareja de toda la vida, 40 nietos, 50 biznietos y otro gran número de tataranietos, es un gran honor para cualquier ser humano.
Doña Debarista Encarnación Montero, nació en El Cercado, de San Juan de la Maguana , pero cuando tenía 10 ó 12 años emigró a batey Isabela, en la zona de Neiba.
A esa localidad llegó  Doña Debarista, cuando se inician los trabajos preparativos para la siembra de la caña para el ingenio Barahona.
Su estadía en batey Isabela fue prácticamente efímera, donde llegó con su madre y un hermano, a pesar de que su padre era uno de los capataces del central azucarero.

Al abandonar esa localidad, se marchó con su madre y hermano a pie a Barahona, compuesta por aldeas y pocas casas,  donde hizo estadía hasta el Sol de hoy.
Dentro de las narraciones hechas por la centenaria  dama, habla  sobre la guerra de Los  Bolos y Los Rabuses, ocurrida para el 1902.
Tras un trabajo arduo en el campo, la señora Encarnación Montero se dedicó a ser comadrona, donde cuenta que una de sus virtudes en este oficio, fue que nunca se le murió una criatura, ni parturienta.
Altagracia Matos Encarnación, la séptima hija de Doña Debarista de 75 años, expresó que su madre tiene 115 años, con una buena memoria.
Doña Debarista reside en la parte atrás en una humilde vivienda, en el barrio Enriquillo, donde es visitada por sus familiares. Está en una silla de ruedas, y recuerda a su madre con mucha lucidez.
Una de las virtudes de la centenaria  mujer, es que ha tenido poco problemas de salud, y narra su hija que ella recuerde que solo en una ocasión ha sido llevada al médico, cuando tuvo una caída.
Su cigarro y una tercia de Ginebra, en ocasiones les acompañan a pasar el momento, según explica su hija Matos Encarnación.

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