Yanet Féliz
El Seibo.-“Escríbalo en una página en blanco de la Biblia, que él (Geraldo Apolinar Aquino) fue quien se mató”.
La categórica afirmación de Bienvenido Mejía, última persona en conversar con el exsenador de El Seibo minutos antes de que éste muriera de dos disparos en la cabeza con el arma de este y, por ende, el primer sospechoso de cometer el hecho, es la única versión, contraria a la que hay en el pueblo, de que el exlegislador se quitó la vida.
La esposa Luz María Santana Herrera, uno de sus dos hijos, vecinos y amigos descartaron esa posibilidad e insisten en que las investigaciones arrojarán luz sobre el “extraño caso”.
Alrededor de la 1:30 de la tarde de ayer, por la quietud y silencio, este pueblo parecía estar en toque de queda, pero muy especialmente donde ocurrió la tragedia, en la calle Palo Hincado 52. Allí nadie abrió las puertas ni quiso hablar de lo sucedido el pasado domingo a las 9:00 de la mañana en la oficina de Apolinar.
Nadie sabe nada
En sendas mecedoras de fibra de vidrio, cada uno en la galería de su casa, vestidos de pantalones negros, camisa a cuadros medio luto y suéter gris, Bienvenido Mejía, abogado y amigo de confianza del hoy occiso, así como el hijo de este último, Vanzetti, hilvanaron y narraron la relación que mantuvieron como amigo e hijo del exsenador y exgobernador.
“Aquí nadie sabe nada, el general dice que hay que esperar”, reaccionó Vanzetti cuando llegó EL DÍA a la puerta de su casa en la calle 27 de Febrero número 9 (refiriéndose al oficial designado por el presidente Danilo Medina para investigar el caso).
Un tanto aturdido, el joven de unos 26 años, abogado como su padre, aseguró que en las condiciones en que al parecer éste murió no se trató de un suicidio como ha dicho la Policía, concordando con la versión del patólogo Sarita Valdez, en el sentido de que nunca había visto un suicidio así.
Insistió en que su padre no tenía problemas económicos, de salud ni emocional que lo llevasen a tomar tal decisión.
Lo recordó como un abogado brillante que trabajó a favor del pueblo, donde se ganó el aprecio y distinción de la gente.
“Todo está raro… mi papi fue fundador del PLD aquí, gestionó la zona franca, escuela, acueducto, trabajaba para los pobres, llevando casos gratis para la gente que no tenía recursos”, comentó Vanzetti, quien negó que su padre tomara un arma prestada para matarse.
Al poco tiempo de conversar con él, apareció su madre, la psicóloga Luz María Santana Herrera, quien lo definió como una antorcha de conocimiento y también calificó de rara las versiones surgidas.
“Él fue un abogado brillante y cortés, siempre vestía impecable y me dio un lugar preponderante”, detalló.
A seguidas dijo que no tenía ni manejó nunca un arma de fuego. Dejó entrever cierta duda sobre el hecho y la idea de que no que no podía creer en nadie.
“Ese es un muerto del pueblo y del PLD”, puntualizó.
Humilde
Lo recuerda como hombre humilde, un fiel discípulo de Juan Bosch que predicó con el ejemplo su doctrina y la de José Martí, sin ostentación, que sólo tenía por placer la lectura permanente. Su modesta y sencilla casa así lo confirman. Detrás del espaldar de su cama están colocadas las fotos de Bosch y Ernesto (Che) Guevara y el escudo nacional.
Habla Mejía
En su casa de la calle Duvergé, Bienvenido Mejía lo definió como un hermano y su papá, a quien agradeció la oportunidad de haber sido gobernador interino de esa provincia cuando Apolinar le cedió el cargo tras ser electo senador.
Narró que la mañana del domingo Apolinar lo llamó por teléfono para que conversaran sobre un caso relacionado con un desalojo, allí charlaron y hasta él sonrió a carcajadas con un chiste que le hiciera de otro amigo.
Dijo que cuando decidió irse, olvidó su revólver cañón corto calibre 38, lo dejó encima de un sillón, en la oficina contigua a la casa de la suegra de Apolinar.
Diez minutos más tarde al salir de allí se dio cuenta que dejó su arma y al regresar a buscarla, casi de inmediato, se encontró con la infausta noticia.
“Lo único que no le perdonaré es que no me haya dicho nada de lo que le pudo estar sucediendo”, comentó el abogado, que hoy siente un dejo de impotencia porque no pudo evitar la tragedia.
Allí llegaron algunas personas, entre ellas una hermana y parientes de Apolinar que lo abrazaron y lamentaban el hecho.
Él se siente tranquilo, porque las pruebas de balísticas hechas por los organismos investigativos lo descargan del caso.
Qué dicen vecinos
“Uno no pensaba que eso podía pasar, porque él no era una persona de esos pensamientos”, dijo Julio Armando Ubiera, vecino, que espera los resultados de las indagatorias.
También el ganadero Jorge Chaín, un viejo amigo del exlegislador, lo describió como un hombre decente y calificó el caso de muy extraño. Será el tiempo y la Justicia los que aclararán el hecho que consternó a todos en El Seibo.