CIUDAD DEL VATICANO.- La Iglesia necesita “siempre de nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación”, afirmó el papa Benedicto XVI en un mensaje publicado este sábado por el Vaticano.
El mensaje papal se dirige a la 50 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebrará el 21 de abril de 2013, con el tema propuesto por Benedicto XVI “Las vocaciones, signo de la esperanza fundada sobre la fe”, que “responde perfectamente al contexto del Año de la Fe y al 50 aniversario de la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II”.
Para el pontífice, las vocaciones sacerdotales y religiosas nacen de la experiencia del encuentro personal con Cristo, del diálogo sincero y confiado con él.
El obispo de Roma señaló que la “oración constante y profunda hace crecer la fe de la comunidad cristiana, en la certeza siempre renovada de que Dios nunca abandona a su pueblo y lo sostiene suscitando vocaciones especiales, al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sean signos de esperanza para el mundo”.
La respuesta a “la llamada divina” por parte de un discípulo de Jesús para dedicarse al ministerio sacerdotal o a la vida consagrada “ayuda a mirar con particular confianza y esperanza al futuro de la Iglesia y a su tarea de evangelización”, dijo.
Esta tarea necesita siempre de “nuevos obreros para la predicación del Evangelio, para la celebración de la Eucaristía y para el sacramento de la reconciliación”.
Por eso, el papa pidió a los sacerdotes que sepan acompañar a los jóvenes como compañeros de viaje, “para ayudarles a reconocer, en el camino a veces tortuoso y oscuro de la vida, a Cristo, camino, verdad y vida”.
Igualmente, deseó que los jóvenes, en medio de tantas propuestas superficiales y efímeras, “sepan cultivar la atracción hacia los valores, las altas metas, las opciones radicales, para un servicio a los demás siguiendo las huellas de Jesús”.
“Queridos jóvenes -concluyó-, no tengáis miedo de seguirlo y de recorrer con intrepidez los exigentes senderos de la caridad y del compromiso generoso. Así seréis felices de servir, seréis testigos de aquel gozo que el mundo no puede dar, seréis llamas vivas de un amor infinito y eterno, aprenderéis a “dar razón de vuestra esperanza”.