UN ARTICULO: Marcelino Vega 31 años después

DR. SANTIAGO VILORIO LIZARDO

Por Santiago Vilorio Lizardo

Sí, un día 7 de Abril de 1981, Marcelino Vega, un hatomayorense sencillo, inteligente, diáfano, trabajador, humilde, correcto, pueblerino, comenzó a subir las escalinatas de la inmortalidad.
La intolerancia se encargó de hacerlo brillar para siempre, aún con más luz y brillo de la que ya poseía.
Marcelino Vega dejó de existir como hombre aquel fatídico día para convertirse en un centauro bipolar.
Fue un día triste pero con luz propia, nadie, absolutamente nadie puede negar que ese día, la estrella de Marcelino Vega alumbrara el universo.
Su nombre se agigantó desde entonces, creció como las olas del mar; se hizo imbatible.
Desde aquel día creció por cada milésima de segundo hasta convertirse en inalcanzable. Marcelino Vega sigue siendo un gigante para nuestra juventud, para los que luchan detrás de la verdad, contra la ignorancia, contra la perversidad.
Quizás pensaron eliminarlo y lo lograron físicamente, pero lo potencializaron más aún.
La pluma de Marcelino sigue defendiendo los derechos de los humildes, de los que no escuchan la voz del silencio para despertase cada día con el escándalo de que no tienen más que el aire y la sensación de que siguen vivo a pesar de todo.
De los que viven cobijados por la ignorancia, por el atropello y la burla.
Marcelino no ha muerto, él está al lado de cada dominicano sensato, de cada niño que nace, de cada uno de los que siempre los recordamos.
Marcelino, ya recuerdo que me dijiste el día antes, a las 4: PM, debajo de aquella mata frondosa, de aquel día 6 de Abril de 1981, en el campus universitario, nos vemos bachiller, y cogiste rumbo a la Correa y Cidrón, allí estaban los estudiantes y los policías de entonces enfrentados, reclamando uno los derechos de los trabajadores del Ayuntamiento del Distrito Nacional por mejor salario, y los otros, desconocedores de su raigambre, los derechos de los que le pagan, para eso le pagan, por cierto muy mal le pagan, pero bueno !le pagan para eso!.
La ignorancia permite que nos paguen los que quieran los que pagan.
Así es Marcelino y tú lo sabes que es así. Por eso cogiste para allá. Marcelino, desde entonces, la columna, Aula 00 que escribías, en el periódico La Noticias la dejaste, para dedicarte a cosas tan importantes como la inmortalidad, la defensa de todos nosotros.
De todos los que te vieron llegar y venir.
Marcelino Vega, no me voy aun, aquí estoy todavía, sé que no te asustaba decir las cosas que pasaba, a mí tampoco me asustan, pero nos vemos en otro momento. Sé que sigues ahí luchando por todos.

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