Solo tres periodistas asisten a llevar flores a tumba Marcelino Vega

HATO  MAYOR.- El tiempo y el entretenimiento que da la vida, ha permitido que nuestros héroes y líderes dejen de ser recordado como en antaño, que  la tumba se constituía en un verdadero centro de peregrinación.
Lo decimos porque este sábado se cumplieron 31 años del vil asesinato  del periodista, Marcelino Vega y solo asistieron tres periodistas a la tumba.
Con una corona a cuesta, los periodistas Hipólito Romero, Manuel Antonio Vega y Claudio Morla, fueron los únicos que acudieron a recordar a ese héroe de la prensa nacional.
Sin embargo, días antes, periodistas y comunicadores asistieron en masa una cena bufet que le ofreció el Centro Regional de la UASD (CURHAMA), lo que da a entender que prefieren comer y beber antes que recordar a los compañeros caídos.
Anteriormente familiares, amigos periodistas acudían a depositar corona de flores, pero esto se ha ido disipando con el tiempo.
 Marcelino Vega fue ejemplo del periodismo en Rep Dom

MANUEL A. VEGA 
atacando10@hotmail.com 

Marcelino Vega Peguero nació el 23 de junio del año 1958, en la clínica “Dr. Luis Carám  en Hato Mayor, mientras que pasó gran parte de su juventud residiendo junto a sus padres en el sector Villa Canto.
Fueron sus padres el comerciante Manuel Antonio Vega de la Rosa (Tupito) y la doméstica Marina Peguero Mejía, el primero natural de Cambita Garabito, San Cristóbal y su madre natural de la comunidad agrícola de El Cercadito, sección Manchado, Hato Mayor del Rey.
En el barrio que lo vio crecer hay una calle y un club, que honran su nombre y es uno de los más prestigiosos de Hato Mayor.
En otras ciudades como Higüey, San Pedro de Macorís, Santo Domingo y San Cristóbal hay calles e institutos comerciales que llevan el nombre de ese gran mártir de la  prensa dominicana.
Fue asesinado de un balazo en el corazón el 7 de abril de 1981, mientras cubría las incidencias de una huelga en el cabildo capitalino, donde también fue acribillado el canillita, Jesús Ciprian Valdez.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en la escuela Bernardo Pichardo y el liceo César Nicolás Penson, mientras que los universitarios los compartió en las Universidades Central del Este (UCE) y la Autónoma de Santo Domingo (UASD).
En la UCE fue a estudiar agronomía, carrera que abandonó para matricularse en Ciencias de la Comunicación (Periodismo) en la UASD.
Ejerció el periodismo de manera empírica, pero llegó a admitir que era periodista por la lectura, a la que se abrazó con pasión y aprendió a redactar leyendo periódicos, revistas y libros.
Era un amante de las ciencias sociales y desde temprana edad escribía artículos en los murales del liceo César Nicolás Penson.
Cultivó la amistad y se convirtió en consejero de muchos jóvenes que gustaban como él, de las luchas revolucionarias.
Perteneció al Comando Revolucionario Camilo Torres (CORECATO) y a la Unión Patriótica  Anti Imperialista (UPA). Fue dirigente estudiantil en el liceo de Hato Mayor.
Como dirigente de izquierda que era, fue perseguido y  encerrado en mazmorras de El Seibo, San Pedro de Macorís y Hato Mayor.
Tenía su columna fija en el periódico La Noticia, de donde ayudó muchos a adecentar a Hato Mayor, llegando a denunciar la corrupción en el liceo César Nicolás Penson, donde maestros importunaban y  chantajeaban a las alumnas para pasarle las materias de matemática, inglés y física
El 3 de marzo de 1977 se inició como corresponsal y a la vez vendedor del periódico La Noticia, medio para el cual laboraba como columnista al momento de ser extrañado de sobre la tierra, cuando el cabo policial Hilario Márquez  Emiliano, accionó su carabina y sin miramiento apuntó al pecho de Marcelino y lo mató.
Fue el periodista más honesto que ha tenido Hato Mayor y la República Dominicana.
No dejó hijos, pero al momento de su vil asesinato tenía como novia a la villacantera Nurys Berroa Sabino.
Era el mayor de sus hermanos varones, procreados entre Manuel Antonio Vega de la Rosa (Tupito) y doña Marina Peguero Mejía.
Sus demás hermanos son Mayra, Grecia, Secundino (asesinado), Julio César y Ricardo Vega, este último siguió sus pasos y al día de hoy ejerce como periodista y catedrático en la UASD.
Granjeó muchos amigos dentro del campo periodístico 

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