Origen de las familias en Hato Mayor

MANUEL ANTONIO VEGA
MANUEL ANTONIO VEGA
 Yéndonos a las fuentes primigenias por excelencia, que son las orales y documentales, he aquí el origen de familias omnipresentes, sedentarias, nómadas y extinguidas desde nuestro nacimiento hasta la época contemporánea.
Más de medio millar son los apellidos que involucran  nuestro pasado antiguo y reciente, sirviendo para que hoy día importantes apellidos ocupen puestos en empresas y estamentos gubernamentales y posicioens claves en otras latitudes del globo terráqueo.
Familias Primitivas: Provienen de esclavos africanos y mestizos libertos, que se asentaron por estas tierras durante el período colonial.
En esta tesitura muchos apellidos se daban por el nombre del patrón o amo, según a quien sirviera como esclavo.
Entre las familias más antiguas, aparecen en el siglo XIX, mientras otras son de tiempos remotos e indeterminados.
Citamos entre estas las Ortiz, Ortega, López, Tolentino, Crispín, Fulgencio, Benítez, Romero, De Salas, De Sosa, De Mota, Monegro, Pozo, Pacheco, Gil, Mojica, Ubris, Rondón, Roque, Gautreaux, Del Rosario, entre otras.
 Familias Inmigrantes: Estas familias corresponden al santoral de la iglesia  San José de Hato Mayor, y a otros que llegaron como pastores nómadas y se quedaron, atraídos por el clima saludable, la gente hospitalaria y el potencial alimenticio, que exhibía la comarca en sus inicios urbanos.
Entre estas citamos las familias Guillermo, Sánchez, Mejía, De los Reyes, Hurtado, Santana, Jiménez, Polanco, Núñez, Silvestre, Díaz, Ramírez, Leguizamón, Peguero, Carrasco, Bastardo,  Morales, Sia, Vásquez, Castillo, Miches, De la Mota, Nieves…
Desde las Devastaciones de Osorio, ocurridas en 1605 fueron desplazándose familias enteras hacia la zona oriental, con mayor proporción durante las invasiones haitianas, notándose el que los apellidos locales guarden homonimia con los de otros pueblos.
San Cristóbal es la población que más familias nos has dado; aún a comienzos y a mediados del siglo XX, notándose más los apellidos Mateo, Valdez, Nova, Vega, Ruiz, Tejada, Uribe, Betancourt, Rosario, Lorenzo, De la Rosa, Amparo, Barinas, Troncoso
De Higüey heredamos a los Monearos (mestizos de indígenas y africanos, Sosa mestizos de Las Palmillas; Arache, Aquino de origen africano.
El Seibo aportó a los Lluberes, Febles, Castro, Rijo,  Zorrilla, Cueto, Solano, Félix; mientras que de Sabana de la Mar  llegaron Los Hernández, Rodríguez, Calcaño, Duarte y de Samaná Los Trinidad, Laureano, De León.
Desde Santo Domingo se establecieron en Hato Mayor los Montaño, Alfonseca, Contín, mientras que la hidalga ciudad de La Vega nos aportó a los Brea, los Vega, vía San Cristóbal, los Acosta y el municipio de Bayaguana llegaron los Jiménez, Sosa, Rosa y de la Rosa, Santelises.
Inmigrantes Extranjeros: Los Españoles que dejaron apellidos en Hato Mayor son los Caldentey, Hurtado, Huertas, Barceló Figueroa, Blanco, Miguel, Barriola, Canto, Camarena, Romero.
Desde Puerto Rico nos llegaron los Zapata, Ayala, Rodríguez, Malavés, Carrero, Fuentes, Ramírez, Sepúlveda, Rogert, Dalmau, Rivera…
Familias Árabes que se establecieron aquí son. Mazara, Rijo, Foused, Zacarías, Mafhoud, Haché, Khooury, Hazím, Abraham, José, Dumit, Coré, Caram, Roussa, Gil, Huésped, Miguel.
Desde la vecina república de Haití nos llegan los Luís, Pie, Lapó, Gotró, Felimon, mientras que desde Francia están vigente aún las familias  Kevelier, Percival.
Primeras familias que nacen en Hato Mayor
Las primeras familias en nacer en el fundo del pueblo, es decir nativas de aquí aparecen entre los años de 1720 y 1835 y fueron los primeros, según los estudios hechos y las publicaciones realizadas en libros y periódicos locales, la familia Ortega, Ortiz, Pozo, Martínez, Mota, Reyes, Peguero, Fulgencio, Ubrí, Jiménez, Santana, Sotero,, Pinales, Acosta, Méndez, Segura, García, Mojica, Ribera, Rosa, Mercedes, Guillermo, Hurtado, Morales, Ramírez, Nieves, Silvestre.
Aquí se establecieron familias que vivían en campos cercanos como La Rodada, que llegaron Los Martínez, Peguero y los Bastardo, mientras que de San Valerio se establecieron Los Reyes, De Aza, Mejía, De los Santos; Azul los Durán, Vásquez, Gil; del batey Jalonga nos llegaron la familia José, Ramos, mientras que de Guayabo Dulce nos llegan las Astacio, Crispín, De Paula, Ubiera, Santana, Germán, Sabino, Natera y Morales.
Desde Mata Palacio nos llegan Los Reyes, Sánchez, Pérez, Calderón, Vásquez, Regalado, Montier y Columna, mientras que de la sección Dos Ríos ya abolida nos llegaron las familias Polanco, Díaz, De Mota, Alarcón, Regalado, De Morla, Caraballo, Navarro.
La sección de El Manchado aportó los apellidos Pacheco y Peguero, mientras que los parajes Santana y Las Palmillas de la misma sección no llegan los Feliciano,, Bastardo, Eusebio, Santana, Nieves, Peguero, Ramos, Cepeda, Laureano, Rivera, Calderón.
Somos producto de una mezcla, que en el devenir histórico, hemos sabido guardar y cuidar nuestras raíces ancestrales.
Familias permanentes, emigrantes y extinguidas
Más de 200 familias troncales mantienen la continuidad en el Hato Mayor del Rey, estos son los que tienen “el ombligo enterra’o” en patios y callejones de su lar nativo.
Estas son familias que han soportados los rigores y las inclemencias del tiempo y las crisis naturales, económicas, políticas y sociales que se han sucedido en Hato Mayor, pero que tienen fe en el porvenir.
Estas son familias que recuerdan con cierto dejo de nostalgia a otras que “espantaron la mula y veían con estoicismo el futuro de Hato Mayor, que hoy emerge como una de la ciudad más progresista y de encantos ecoturísticos y de desarrollo intelectual
Entre estos troncales de familias que llegaron y se quedaron para no irse jamás, sino que dejan descendientes son. Manuel de Reina Bastardo que llegó de La rodada en el año 1969; Bartola Pacheco y Juan Peguero, eran colonos de la sección Manchado en 1809; Félix Mota en 1814 del paraje Santana; Gabina Pozo 1814.
También Gabina Pozo, Genaro Díaz, Maria  Mejía de 1817, Bonifacio Morlas de Los Hatillos, Cirilo Díaz, Francisca Velorio, Leonor Gutiérrez en 1929; Ángel Astacio llegó desde Las ¨Çuáranas en 1829 y Simona Díaz en 1832, Mientras que Juana Nolasco y  Eusebio Velorio se establecieron en 1833 y 1835, respectivamente.
Entre las familias que se extinguieron por no dejar descendientes en la ciudad figuran más de 400, que en muchos de los casos han emigrado; las hay que entran y salen por época, atraídas por la nostalgia ancestral, o quizás por la fuerza magnética de su abolengo.
Pasan de 20 las causas explicativas del proceso ausentista o esfumación de apellidos, entre las que citamos por intimación social, evasión de un problema.
Hay familias que aunque conservan apellidos iguales a otros no les une ningún parentesco, pero existen que  apellidos diferentes, que son familiares consanguíneos y que se tratan como tales por la cadena oral de las generaciones.
Cambios de apellidos forzados
Hay familia que por razones diversas cambiaron su apellido y entre estas encontramos los Batía que al llamarse Batista, porque después del 1930 eran perseguidos por Trujillo. No solamente por su papel de guerrilleros nacionalistas, sino porque miembros de esa familia derrotaron a Trujillo en Cumayasa, La Romana, cuando era teniente de la Policía Nacional Dominicana.
En Hato Mayor hay cinco familia que llevan el apellido Peguero pero no tienen parentesco; igualmente cinco Santana, cinco Mota, tres Sosa, Valdez, Abreu y Mercedes; así como tres Rodríguez, Gil, De la Rosa, Núñez y Morales; dos Jiménez, Echavarría, Romero, Hernández, Rivera y dos apellidos Mazara, que nada tiene que ver uno con el otro.
Así sucede con varias: Martínez, Batista, Bautista, Rosario., Sánchez, entre otras. Esto se origina en que sus troncos familiares proceden de diferentes destinos, aunque sus ancestros tal vez fueron sanguíneos en primer grado
Una investigación hecha para este trabajo, detectó que las épocas donde se extinguieron más apellido en Hato Mayor, fueron durante la INDEPENDENCIA NACIONAL y años sucesivos (1844-1858), LA RESTAURACIÓN NACIONAL ano 1863-65; el comienzo del siglo XX, que existió en la zona guerrillas y guerras civiles, así como durante la Intervención Norteamericana (1916-24)
           
El desmantelamiento  del ingenio Las Pajas durante la era de Trujillo, laja instalación de la zona franca en San Pedro de Macorís, la llegada y apertura del turismo en La Romana, Higüey, San Pedro de Macorís, Boca Chica y las emigraciones en busca de mejores condiciones de vidas de hatomayorenses hacia ciudades más desarrolladas y viajes al exterior
                       
También la falta de empleos, centros universitarios y técnicos, la falta de incentivos municipal a los intelectuales, artistas, deportistas, estudiantes, están entre las razones que obligaron a muchas familias a emigrar.
           
Segregación Racial
La segregación racial entre los dos Hato Mayor, desde sus fundaciones se agudizó durante los siguientes acontecimientos. a) Durante el gobierno de Ferrand (1805-1808, quien propulsó del mejoramiento racial, fomentando inmigraciones de franceses y fundó la colonia “Los Manchados”
b) La anexión a España (1861-65), donde muchos peninsulares españoles se radican en la comunidad de La Sierra y Mata de Palma, para no ligarse con los negros.
c) Los vecinos de Guayabo Dulce y los  de Mata de Palma, llámanse entre sí “Pata Prieta y Pata Blanca”. Esto tuvo su clímax, cuando hacia 1890, los hijos del general Cirilo Astacio murieron en una riña masiva, que provocó la destrucción total de la gallera de la comunidad
d) Entrada la década del 1970, las familias Sosa y Rodríguez de Palma Espino mantenían su actitud ancestral de no aceptar unión consanguínea fuera de ellos, pues nunca pudo penetrar ningún enamorado extraño. Quisieron “ser blancos de para cepa”.
Familias Canarias en Hato Mayor del Rey
La tradición arrastra que las primeras familias asentadas en este municipio, fundado en 1520, pero que adquirió aspecto urbano en el siglo XVII eran de color blanco y de origen canario, las que se instalaron en los alrededores del parque central “Mercedes de la Rocha” en 1729.
Habían emigrado del sector capitalino de San Carlos y eran denominado “Los Isleños”. Estaban segregados de los españoles de la ciudad intramuros. Eran pobres de solemnidad y adoptaron un patrón espiritual en esta ciudad y eran devotos de la Virgen de las Mercedes.
Los canarios llegan a Hato Mayor por la necesidad que vio el gobierno de la época de poblar la isla y se inició con el fomento y la fundación de aldeas o vecindarios en las distintas regiones.
Los años que van de 1700 a 1737, se registran la más baja población que ha tenidos nuestro país en toda su historia, unos 4 mil 500 habitantes en 1722 y en 1740 unos 28 mil habitantes
Fiestas religiosas que predominan en Hato Mayor
Notables han sido los aportes al conocimiento del pasado hatomayorense ha dado la actividad religiosa, con sus documentados registros conservados en los archivos eclesiásticos.
La historia escrita precisa que en 1540, don Francisco Dávila celebraba fiestas a San Felipe y San Santiago del santoral católico,  a quien agradecía echar del ganado una plaga de gusanos que no hacía sustentar la producción en sus hatos.
Muchas fiestas se hicieron en el pasado y permanecen el presente a nuestra Señora de La Altagracia.
Aquí se celebraron fiestas a San José, padre putativo del hijo de Dios y que permaneció hasta 1961.
Fiestas a matrona la Virgen de Las Mercedes

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